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jueves, 28 de junio de 2012

¿Liberación de esclavos y de mujeres?


En 1840, la historia de la defensa de la tolerancia y los derechos humanos pasó por un bochornoso incidente, en el seno del Congreso Contra la Esclavitud Mundial (World's Anti-Slavery Convention) celebrado en Londres en el año mencionado, porque los buenos defensores del fin de la esclavitud no les dio tanto la tolerancia como para admitir mujeres en su seno... El asunto sucedió más o menos como sigue.

En 1823 se fundó en Inglaterra la Sociedad Antiesclavista (Anti-Slavery Society), que ha pasado históricamente por varios nombres, siendo mejor conocida por ése. Dicha sociedad obtuvo un resonante triunfo para su causa cuando una década después, Inglaterra aprobó una ley que prohibió la esclavitud, y siguió después en activo para combatir la esclavitud en toda la Tierra. Para 1840 convocó a un congreso mundial en que se debatiera el tema de la esclavitud a nivel planetario, con representantes que vinieran de todas partes del mundo. Pero los bondadosos antiesclavistas ingleses, todos ellos muy pudientes y conservadores, jamás se imaginaron que en la comisión de los semibárbaros y rudos Estados Unidos, vinieran como integrantes... mujeres.

El 12 de Junio se abrió el debate sobre si era procedente que esas mujeres vociferaran igual que los hombres en un congreso de esas características. Un delegado estadounidense apuntó que para ser acreditado según las reglas de la invitación, bastaba con ser enviado por una organización antiesclavista que tuviera representatividad en su lugar de origen, y como en Massachussets se permitía a las mujeres participar en estas actividades (y de hecho, llevaban la batuta muchas de ellas con bastante fiereza), no se cuestionaron que las mujeres podían ir también. Un inglés apuntó entonces que la invitación estaba extendida a quienes se definían como "gentlemen", o sea, "caballeros". Y no damas. Un reverendo de Filadelfia (¡también Estados Unidos!) tronó que aceptar a las mujeres de la delegación era no sólo ir contra la costumbre de Inglaterra, sino también contra el orden de la naturaleza impuesto por el Dios Todopoderoso. George Bradburn, delegado de Massachussets, insistió en el gran aporte de las mujeres a la causa antiesclavista y discurseó sobre ello durante una media hora.

En el debate subsiguiente, la cuestión se concentró en el punto de cómo había sido enviada la invitación, lo que implicaba una interpretación de palabras, así como en el caso de conciencia que implica discriminar a un grupo de personas en el seno de una reunión cuyo objetivo primario era combatir la discriminación en contra de otro grupo de personas diferentes. Resulta interesante observar que varios presentes eran reverendos, o sea hombres de religión, que se basaban en la Biblia para sostener que todos los hombres eran iguales y por lo tanto la esclavitud debía ser abolida, para a renglón seguido esgrimir esa misma Palabra de Dios para negar que esas mujeres delegadas pudieran sentarse y hablar en la convención.

Finalmente en la votación subsiguiente, ganó de manera abrumadora la opción de no aceptar a las mujeres. Los delegados de Massachussets, en protesta, retiraron sus propias credenciales y se negaron a participar de la convención. En el debate se perdió un día entero que habría estado mejor empleado en discutir la materia de fondo que los reunía. Las mujeres en cuestión, por cierto, estaban también en Londres, esperando participar en la convención, y habían cruzado todo el Océano Atlántico en los lentísimos medios de comunicación de la época, sólo para verse rechazadas en la puerta del lugar de destino. Pobres machistas de la convención, porque no sabían qué estaban iniciando: entre las delegadas estaban Lucretia Mott y Elizabeth Cady Stanton, quienes en respuesta se pasaron al activismo feminista, y se transformaron en la punta de lanza del movimiento en Estados Unidos...

2 comentarios:

  1. Parodiando un comercial muy en boga por estos días: "los derechos de los esclavos deben extenderse a las mujeres... ¿o es muy tonto lo que estoy diciendo?". Sí, es cruel, pero se puede aplicar a un hecho como éste.

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  2. Parece ser la corriente clásica del "derechos humanos para mí sí, los demás que se jodan". Más de dos siglos desde 1789 y todavía el grueso de la gente no le termina de pescar la vuelta a la teoría...

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