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jueves, 10 de mayo de 2012

Carbón de Inglaterra y carbón de Concepción.


Como país surgido del alzamiento del mar hace millones de años, y con la Cordillera de los Andes a las espaldas, es lógico que Chile esté enormemente surtido de riquezas mineras. Una de éstas es el carbón, y la región productora más grande de éste se encuentra en la zona de Concepción y Lota.

Los indígenas conocían la existencia del carbón y lo utilizaban para cocer sus alimentos, pero los españoles ávidos de plata y oro no prestaron mayor atención. Recién en el siglo XIX, iniciada la Revolución Industrial y expandiéndose la máquina de vapor, la atención de los chilenos empezó a volverse hacia sus depósitos carboníferos. No en balde, a los puertos chilenos empezaban a llegar naves impulsadas por el carbón, que obviamente debían repostar, y además las fundiciones mineras del Norte Chico ya estaban arrasando con todos los bosques y necesitaban una nueva fuente calorífica con urgencia. Pero apunta Mary Graham, viajera inglesa que estuvo en Chile durante la década de 1820, que "el carbón de Concepción, a pesar de su abundancia y buena calidad y estar situado a 300 millas de distancia, cuesta en Valparaíso más caro que el que se trae de Inglaterra"...

La edad dorada del carbón en Lota partió en 1843, comprándose nuevas tierras (a los indios, a precio vil, claro está) y abriéndose nuevos piques y chiflones. Los trabajos se hacían con tecnología bastante rudimentaria, en parte porque los financistas desconfiaban del carbón chileno, y no se arriesgaban a invertir en él. Hacia 1850, para poder darle salida al carbón chileno, había que mezclarlo con el carbón inglés, en proporción de 2 partes de inglés por una de chileno... Los empresarios del carbón incluso debieron recurrir a campañas publicitarias para que el público se atreviera a confiar en el carbón chileno.

En 1851 comenzó la era de los ferrocarriles en Chile, que en esa época eran por supuesto máquinas a vapor, y con esto el consumo de carbón se disparó. Por simple ley de oferta y demanda, los empresarios ferrocarrileros debieron empezar a comprar cantidades crecientes de carbón chileno, y con esto, la paradójica situación de que dos carbones de calidad similar, pero prestigio diferentes, se vendieran a precios y en cantidades también diferentes, terminó corrigiéndose por sí misma.

2 comentarios:

  1. Lo curioso es que una de las causas que motivaron el cierre de las minas de Lota -que al parecer aún contaban con recursos abundantes- fue la supuesta mala calidad del carbón que se extraía ahí. Por otro lado, tengo entendido que en Chile existen mantos muy ricos en este combustible, que cumplen con los estándares internacionales, en especial en la región de Aysén, muchos de los cuales quedarían sepultados por la serie de elefantiásicas centrales hídricas que se pretende instalar en la zona. Dos fuentes de energía, con sus pro y sus contra particulares, enfrentadas entre sí.

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  2. La única manera de solucionar el problema energético de raíz y de una vez y por todas y para siempre, es... control de población a nivel planetario. Con menos habitantes, los recursos alcanzan para más personas, no hay necesidad de hacer elecciones peliagudas como sepultar un valle con naturaleza virgen o comunidad indígenas versus construir futuros Fukushernobiles, y además se preserva el equilibrio ecológico. Pero claro, de ahí a crear conciencia, y después a que los gobiernos y los-de-siempre hagan algo, puessssss...

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