Páginas

jueves, 5 de enero de 2012

Estampida de elefantes en Münich.


Los elefantes son criaturas muy racionales, cuidadosas e inteligentes. Se ha demostrado que el famoso dicho "elefante en cristalería", para calificar a alguien que donde va deja catástrofes en su camino, es falso. Pero de cuando en cuando ocurren ataques de pánico entre ellos. Y en ese minuto, no quieres estar en su camino. Esta es la historia del ataque de pánico de seis elefantes de circo en la ciudad de Münich, el 31 de Julio de 1888. En dicha ocasión, se celebrara un desfile en la ciudad, y la misma estaba abarrotada de gente, turistas, curiosos... Y seis elefantes amaestrados caminando calmadamente como parte del desfile.

Por desgracia, un error en la planificación hizo que el desfile se cruzara con otro grupo de personas en dirección contraria con un dragón de cartón. Por descuido o estupidez, los operarios del dragón de cartón dejaron escapar una salva de fuegos artificiales precisamente en ese instante. Los elefantes, al sentirse atacados, se lanzaron en estampida trompeteando furiosamente en dirección al centro de la ciudad. La gente entró en pánico, y ocurrió el desastre: no sólo centenares de personas heridas, sino también siete muertos. Un soldado decidió embestir y clavó la bayoneta de su fusil en la trompa de uno de los elefantes. Mala idea: el paquidermo agarró al soldado y lo proyectó limpiamente sobre la multitud. Quizás ella amortiguó la caída, porque salvó con apenas unos magullones.

Aún en medio del pánico, uno de los elefantes tuvo la inteligencia para no cargar directamente contra la gente, y seguir corriendo para ponerse a salvo del dragón de cartón (recordemos) apegándose al muro. Para su desgracia, pasó frente a una lechería, resbaló en el suelo húmedo, y acabó en el sótano del edificio. El pobre elefante terminó saliéndose de todos sus cabales, y la única manera de reducir su furia fue abatirlo a tiros.

Otro elefante acabó en su fuga rematando directamente en una de las más concurridas cervecerías de la ciudad. Los clientes se quedaron tan paralojizados, que ninguno se atrevió a moverse de su asiento. El elefante, algo más tranquilizado, comenzó a pasearse por medio de los transeuntes, ahora con mayor calma, y salió por el otro lado del local. Aunque saliendo de un ataque de pánico, el elefante no tropezó con ninguna silla ni tiró ninguna jarra de cerveza. Al salir estaba tan manso, que su cuidador lo cogió con cariño y se lo llevó sin complicaciones de regreso a su carro...

6 comentarios:

  1. Hay una película dirigida por Thomas Alva Edison, de por allá por 1902, que filma la ejecución real de un elefante en Estados Unidos, que días antes había protagonizado una estampida con resultados fatales. No he visto la realización, pero se dice que es sumamente cruel, ya que al paquidermo lo ahorcaron en una plaza pública, a la vista de mujeres y niños, y no dejó de barruntar.

    Ahora: entiendo que la mayoría de los animales que atacan a un ser humano lo hacen motivados por el hambre o porque se sienten atacados. Existen escasísimas excepciones... entre las que se cuentan los humanos.

    ResponderBorrar
  2. Si realmente existiera esa peli, sería un ejercicio de crueldad inaudito. O sea, ejecutar por ahorcamiento a un pobre paquidermo, hacerlo en público, y además filmarlo... Que agradezcan que en esa época el cine todavía era mudo, que si llegaran a escucharse los trompeteos del pobre bruto...

    Tengo entendido lo mismo, que es muy excepcional que un animal ataque a un ser humano de no ser por el hambre o porque se sienta invadido en su territorio. Incluso el tigre que tiene tan terrible fama como matador de hombres, en realidad pocas veces merodea fuera de las junglas, y ahora tiene que hacerlo porque sus propios ecosistemas están siendo talados a toda pastilla para construir casas. Y luego los moradores se quejan de que están siendo devorados... ¡los tigres llegaron primero, leñe!

    ResponderBorrar
  3. Es cierto, la mayoría de los ataques de animales a humanos son accidentes o culpa de los propios humanos que interfieren en el ecosistema en el que viven. Precisamente yo escribí hace algún tiempo sobre algunos de los casos más célebres de "devoradores de hombres" (perdón por la autopromoción) aquí

    ResponderBorrar
  4. Los seres humanos tienden a olvidarse de que son una especie más sobre el planeta, y con el mismo derecho que ellos van y cazan y matan a otras especies, ellas tienen derecho a hacer lo suyo. Me recuerda la famosa anécdota o chiste sobre el tipo que le muestra a un león un cuadro de él mismo poniéndole el pie encima a un león cazado en la jungla, a lo que el león responde: "Se ve que el pintor era humano, porque si lo hubiera pintado un león, bien distinta hubiera sido la cosa...".

    Y perdonado por la autopromoción, que el pecadillo venial se perdona por la virtud del material en cuestión.

    Por alguna razón no había sumado el blog La Escalera de Iakob al blogroll de blogs de Historia. Por corregida la omisión, e incorporado al blogroll de Siglos Curiosos.

    ResponderBorrar
  5. Cuan gran honor me haceis, General. Mil gracias, sensei :)

    ResponderBorrar