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jueves, 29 de diciembre de 2011

La accidentada coronación de la Reina Victoria.


La coronación de Victoria como reina de Inglaterra el 28 de Junio de 1838 (aunque constitucionalmente era reina desde la muerte de su predecesor, su padre Guillermo IV, el 20 de Junio de 1837) estuvo llena de contratiempos que amenizaron bastante el protocolo. Para empezar, digamos que Lord Melbourne, Primer Ministro de Inglaterra a la sazón, decidió no ofrecerle a la Reina Victoria el banquete tradicional por motivos presupuestarios, lo que hizo surgir el mote de "coronación centavera" ("Penny Crowning").

La ceremonia misma tuvo también sus baches. El Arzobispo de Canterbury a la sazón era William Howley, que a sus 72 años cumplidos acumulaba su segunda coronación (había coronado a Guillermo IV en 1820). La edad le había cobrado factura, en forma de sordera. Por lo tanto, no podía escuchar las palabras claves que debían servirle como señal, lo que no ayudó demasiado a la fluidez de la ceremonia.

Además, el anillo de coronación resultó ser demasiado pequeño. Por su parte, uno de los pares que debían hacer reverencias a la Reina, se enredó en su toga y cayó en las gradas del trono...

Con típico humor inglés, alguien anotó en su programa: "En el caso de otra coronación, creo realmente que debemos hacer un ensayo"...

3 comentarios:

  1. De cualquier forma tuvieron bastante tiempo para ensayar otra coronación, pues el reinado de Victoria se prolongó hasta 1901.

    Por último, cabe señalar que, al margen de los logros de esta reina, no se debe olvidar que durante su mandato se expandió el colonialismo inglés, además de que en el país se vivió un periodo de marcadas injusticias sociales, producto de los cambios en la fuerza laboral impulsados por la llamada Revolución Industrial, así como un altísimo nivel de criminalidad y una suerte de oscurantismo moral y religioso que por algo ha legado el término "victoriano" a las generaciones siguientes.

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  2. Pero supongo que nada de eso tiene que ver con que la coronación haya salido con tantas hilachas sueltas, ¿no? En fin, no creo que el Imperio Británico haya sido sensiblemente peor o mejor que cualquier otro imperio al que le va bien una temporada, y ya se creen los mejores del mundo. Eso es parte inevitable de la condición humana, me imagino.

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  3. Victoria no era hija del soberano anterior. Jorge IV no tuvo hijos legítimos (Lo que pasa es que Jorge odiaba a su esposa, tanto que nunca permitió que la coronaran como reina a su lado, solo tuvieron una hija que murió en la infancia) por lo que su sucesor fue su hermano Guillermo IV, quien tuvo varios hijos, ninguno de los cuales llegó a la edad adulta. Así que habiendo también muerto Eduardo duque de Kent, solo quedaba su hija Victoria, para sucederlo.

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