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domingo, 12 de diciembre de 2010

La moda de los acuchillados.

Algunas batallas en la Historia son claves para el curso de la Humanidad. Pensemos por ejemplo en Salamina (480 a.C.), el Río Yermak (636 d.C.) o Normandía (1944). Otras, sin llegar a tanto, tienen consecuencias políticas de largo plazo, como Kadesh (1295 a.C.), Poitiers (1346 d.C.) o Waterloo (1815). Pero de muy pocas batallas se podría decir que, además de otras posibles influencias, ayudaron a cambiar la historia de... la moda.

La siguiente anécdota tiene como protagonista, más o menos, a Carlos el Temerario. En el siglo XV, el área comprendida entre los Pirineos y el Rin estaba disputada por tres grandes potencias: el Reino de Inglaterra, el Reino de Francia y el Ducado de Borgoña. Derrotada Inglaterra después de 1453, quedaron Francia y Borgoña frente a frente. Cuesta imaginárselo hoy en día, pero ambas naciones eran potencias de peso más o menos similar, y no es impensable, mirado en retrospectiva, que Borgoña hubiera acabado asimilando a Francia, en vez de al revés (los dominios de Carlos comprendían la Borgoña misma, al este de Francia, pero también los Países Bajos y el actual norte de Francia, conectados por Luxemburgo y Lorena).

A resultas de varias vueltas políticas, el duque Carlos el Temerario, señor de Borgoña, se vio involucrado en la Batalla de Nancy, el 5 de Enero de 1477. La batalla le fue terriblemente desfavorable, y de hecho, el cuerpo de Carlos apareció tres días después, entre los cadáveres. En los hechos, Francia prácticamente se incorporó Borgoña, aunque debió contenderla durante un tiempo con las pretensiones del Sacro Imperio Romano Germánico. Pero volviendo a la batalla, resulta que los mercenarios suizos que se arrojaron sobre las tropas borgoñonas, celebraron su victoria rasgando con cuchillos las tiendas, los estandartes y las vestimentas del ajuar de Carlos y sus tropas. El resultado estético debió gustarle a alguien, porque esas ropas rasgadas y que por lo tanto dejaban ver el forro, pasaron a ser la moda en toda Europa. De hecho, a ese estilo renacentista de rasgar (ahora con intención) la tela de una prenda para dejar ver el forro, o una tela diferente, se lo llama "acuchillado".

Ayudó que en la época de Carlos el Temerario, Flandes (parte de sus dominios) era uno de los más importantes centros culturales de su tiempo, y eso contribuyó a la rápida difusión de la moda. El acuchillado es omnipresente en buena parte de los retratos de lo que quedó del siglo XV, y prácticamente todo el siglo XVI, como ustedes mismos pueden ver por su cuenta en las pinturas de la época (fíjense en las imágenes, cuando se ve una tela distinta como en una especie de pliegue de la tela exterior dominante, típicamente en las hombreras). Acabaría por desaparecer únicamente al llegar el Barroco, época en la que la vestimenta experimentó un período de sencillez en que los acuchillados fueron vistos como una ostentación lujosa e inútil. Luis XIV traería la ostentación de regreso, pero no los acuchillados.

2 comentarios:

  1. Wow! Justamente, analizando la moda a través de la Historia del Arte, me llamaban mucho la atención los "tajos" o "acuchillados" del siglo XV y XVI... muy interesante este artículo, qué bueno haberlo encontrado!
    Saludos!

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  2. Gracias por las felicitaciones, y seguimos adelante. Saludos igualmente.

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