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domingo, 22 de agosto de 2010

La minuciosidad de la etiqueta en Versalles.


En la persona de Luis XIV, el protocolo alcanzó unos niveles de manía exacerbados. Se había escapado de París para construirse su propio universo en Versalles, del cual era por supuesto el Sol principal. No en balde se le llamaba el Rey Sol. Pero alrededor del Rey Sol no bastaba que hubiera constelaciones: cada una de ellas debía estar correctamente en su sitio. Toda la vida en Versalles estaba reglada desde la madrugada hasta la madrugada siguiente, con precisión de minutos, y de segundos no porque los relojes aún no eran tan precisos. La vida en Versalles debía ser simplemente perfecta, ni un punto menos.

Una muestra de esto se encuentra en su maniática regulación sobre las fuentes y piletas. Luis XIV había hecho del "paseo por las fuentes" un punto de referencia obligado para todos los diplomáticos que lo visitaban en su palacio. Una ordenanza de 1672 decía al respecto: "El Rey desea que las fuentes funcionen siempre en el siguiente orden cuando Su Majestad llegue a Versalles; cuando El no lo desee, lo mandará decir. Cuando Su Majestad llegue por la calle del estanque, el maestro fontanero cuidará de poner agua: en la Pirámide, en la "Allée d'eau" y en el Dragón y tomará las medidas con tanta exactitud que estas fuentes estarán en su plenitud cuando Su Majestad esté situado en el punto visual del extremo de la calle. Cuando llegue Su Majestad, desea que las fuentes del Patio, de la Terraza y de la Sirena estén en función de su llegada. Como la fuente del Pabellón no puede funcionar si no se detiene la de la Pirámide, el sirviente fontanero encargado de estas dos fuentes cuidará de no parar la Pirámide hasta que Su Majestad haya entrado en la pequeña avenida del Pabellón, para que funcione antes de que Su Majestad la pueda ver"...

Pero quizás el mejor ejemplo de esto sea la siguiente anécdota. Es apócrifa, como la mayor parte de estas anécdotas, pero tiene el mérito de reflejar lo que era un poco la vida minuciosamente reglada de Versalles. Un buen día, al levantarse y vestirse, uno de los ayudantes de Luis XIV se retrasó algunos minutos. Cuando llegó, se llevó una furibunda reprimenda del Rey, que le increpó:

-¡¡¡He tenido que ESPERAR!!!

2 comentarios:

  1. vaya, interesante post, El rey sol debió vivir totalmente aburrido =D con una vida tan resuelta

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  2. En sus últmios años parece que sí, y de hecho se mantuvo más bien alejado de la Corte y el protocolo que él mismo había creado. Pero también parece que era un poco maníaco e inseguro. Algo natural si se piensa que lo ensalzaban como monarca absoluto desde los cinco años, pero en su temprana adolescencia había estado a punto de perder el trono y quizás la vida en las Frondas... No en balde lo primero que hizo apenas subió al trono fue salir de París e instalarse en un lugar en donde no le pudieran hacer fácilmente un golpe de estado (y regulado al milímetro, claro).

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