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domingo, 14 de marzo de 2010

Unos mapuches muy europeos.

Como nunca en la vida he tenido ocasión de tener el "Arauco domado" entre las manos (ni lo he bajado de Internet), confieso que lo siguiente está sacado de un estudio sobre esta obra que fue escrito por don Eduardo Solar Correa. Cualquier problema con la información de fondo, ya saben a quién acusar... Pero por lo que pueda servir, lo consigno lealmente en Siglos Curiosos, por lo que pudiera servir a mis lectores.

Pedro de Oña vivió entre 1570 y 1643. Es considerado el primer poeta chileno (Alonso de Ercilla es anterior, pero no cuenta porque es español, y estuvo apenas 17 meses en Chile antes de partir de regreso a España y no volver jamás). Se conservan varias obras suyas, pero sin duda, la capital entre todas es su "Arauco domado". El título le viene porque describe las andanzas de García Hurtado de Mendoza y su guerra contra los mapuches (éste fue Gobernador de Chile entre 1557 y 1561, y Virrey de Perú entre 1590 y 1596). En una escena, los mapuches llevan a cabo una especie de gran orgía, y después de que se dedican a sus ritos paganos, los agoreros profetizan la próxima llegada de García Hurtado de Mendoza, quien conseguirá que el Arauco sea domado (de ahí el título de la obra, claro está).

Lo irónico del caso es que, siendo Pedro de Oña un escritor chileno, su obra no es exactamente reflejo de la realidad histórica chilena, ni mucho menos. Pedro de Oña viajó a Perú, y viniendo desde un lugar remoto y provinciano del Imperio Español como era Chile, la majestad y esplendor del Virreinato del Perú, o más bien de Lima y la vida limeña, por no hablar de la fama de encantadoras de sus mujeres, lo encandiló. En Lima entró en contacto más fuerte con la cultura europea, y ahí descubrió la obra del poeta Luis de Góngora. Y como una cosa lleva a la otra, el apego a Góngora (poeta que, por cuestiones cronológicas, el Alonso de Ercilla de "La Araucana" no podía conocer) lo llevó hasta el Culteranismo, y con ello, a recargar toda su obra literaria con especulaciones mitológicas y eruditas, que funcionaban muy bien para la literatura europea, pero que poco favor le hacían para describir la vida rústica de los mapuches. Así, en el "Arauco domado" hay guerreros mapuches que son mitad sabios y mitad místicos, y según Solar Correa, "asombra, en efecto, ver cuán enterados están de cosas de filosofía y cuán disertos se muestran en conocimientos históricos, mitológicos, cosmográficos... Los de Ercilla, a su lado, resultan casi unos analfabetos".

Este pintar a Chile según cánones europeos también alcanza a la naturaleza. A diferencia de Ercilla, parco en describir ambientaciones naturales, Pedro de Oña sí le concede importancia a la naturaleza para darle salida a la vena lírica, que en él parece predominar sobre la épica. Con todo... Le cedemos otra vez la palabra a Solar Correa: "Inútil sería buscar en sus páginas ulmos de balsámicas flores, esbeltos coigües, mañíos regordetes y espesos. Ni el pellín ni aún la soberbia araucaria han logrado imponerse. El poeta, en vez de todo eso, con espíritu muy moderno, ha plantado álamos, sauces, fresnos, cipreses -árboles de España o de Italia". En cuanto a la fauna... misma fuente: "Allí vemos entreverarse los 'dulces ruiseñores' con el 'jabalí cerdoso y feroz', el 'gamo tímido' con la 'feroz y rábida leona', la corcilla y el venado con los 'manchados tigres, pardos y panteras'". Uno puede hacer un esfuercillo con la imaginación y la credulidad, y convencerse de que los pudúes chilenos pueden pasar por gamos, o los pumas por leones americanos, pero lo que sí son idas absolutas de olla, es haber poblado a la selva del sur de Chile con jabalíes (que son europeos) o tigres (¡que son asiáticos!).

Hoy en día, dicha literatura primitiva chilena, la verdad sea dicha, apenas recibe atención en el sistema escolar chileno. Con suerte se leen algunas estrofas de "La Araucana", y en cuanto al "Arauco domado", es completamente ignorado. Dejo el juicio sobre esto último a la discreción y cultura del lector.

2 comentarios:

  1. Bueno no eran más que los típicos recursos literarios que tanto gustaban en la Monarquía Hispánica de la época, estamos en pleno Barroco, época de exageraciones.

    Un saludo.

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  2. Bueno, una cosa son exageraciones y otra cosa es meter árboles y bichos que no corresponden, digo yo. Al menos los primeros cronistas de Indias tenían excusa, que en esa época estaban recién descubriendo el continente. En cualquier caso, hay que tomárselo con humor porque no es el primero ni el último que escribe metiendo de su propia cosecha...

    Saludos.

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