La llegada de métodos cada vez más precisos para estudiar el espacio exterior nos reveló que la Tierra marcha a través de una verdadera ruleta rusa de impactos meteoríticos, y que más tarde o más temprano, alguna de esas rocas espaciales podría estrellarse y barrer con la especie humana. Hace 65 millones de años, casi todos los científicos están de acuerdo, uno de ellos aniquiló tranquilamente a los dinosaurios. En 2004 se descubrió un peligroso martillo meteorítico llamado Apofis, que podría estellarse contra la Tierra en alguna de sus dos futuras pasadas por la órbita terrestre, en 2029 o en 2036 (¿existirá Siglos Curiosos aún para esa fecha...?). En 1972, un meteorito de 150 toneladas pasó rozando la atmósfera terrestre, y la fricción con el aire dejó una estela luminosa que fue vista incluso a pleno día. Y el 30 de Junio de 1908 aconteció el Incidente de Tunguska, en el que un núcleo cometario se habría estrellado contra Siberia y ocasionado una destrucción que no fue mayor, debido al hecho de que el sitio de impacto estaba muy deshabitado.
Pero la persona que mayor peligro ha corrido víctima de un meteorito, es una dueña de casa llamada Ann Hodges. Porque ella fue víctima del único impacto de meteorito contra un ser humano que se haya registrado (hasta comienzos del 2009, al menos), lo cual no es un récord para celebrar, que digamos. Nacida en 1923, en el año 1954 (superada la treintena, por ende) vivía en la ciudad de Sylacauga, en Alabama, en una casa arrendada. Cerca de la una de la tarde del 30 de Noviembre, una roca espacial de unos 30 centímetros de diámetro y unos 3 kilos de peso, perteneciente al tipo Condrita H (alta concentración de hierro, un tipo "vulgar" de meteorito porque cerca del 40% de los meteoritos lo son), perforó limpiamente el techo de la casa. Se estrelló contra un aparato de radio de madera, haciéndola lógicamente pedazos, y rebotó en dirección a la infortunada Ann Hodges, que en ese minuto estaba tomando una tranquila siesta en el sofá. Anne Hodges libró con vida del incidente, pero naturalmente que debió ser hospitalizada, en parte por las imaginables lesiones, y en parte por el shock de ser bombardeada de una manera tan poco usual (caso único en la Historia Universal, hasta donde se ha registrado, repetimos). Por supuesto que al ser un caso único, el doctor Moody Jacobs (en la foto), que trató a la paciente, se transformó así en el único médico en la historia humana (o el primero registrado, al menos) cuyo cometido ha sido curar a un paciente de una herida ocasionada por meteorito... Aún así, Ann Hodges nunca se recuperó totalmente de las secuelas psicológicas que le dejó el incidente.
El meteorito originó después una curiosa batalla legal por su pertenencia. La USAF (United States Air Force) envió un helicóptero a apoderársela. Eugene Hodges, marido de Ann Hodges, contrató un abogado para recuperarla. El arrendador de la casa, por su parte, también litigó para obtener el meteorito, y así ayudarse a pagar las reparaciones de la vivienda. Después de varios pleitos legales, Ann Hodges consiguió finalmente el meteorito y, contra lo que quería su marido, lo donó a un museo. En cuanto a Ann Hodges, ella falleció en 1972, de una falla renal, manera un tanto vulgar de morirse para alguien que salvó con vida de ser golpeada por los cielos...
Una ironía para rematar la anécdota. La casa estaba ubicada frente a un autocinema. ¿Su nombre? Comet Drive-in Theatre.
Enhorabuena por tu entrada, a pesar de que comienza con un tono apocalíptico, es muy divertida. Al igual que la fotografía, el médico sonriente, y las revistas abiertas mostrando a la señora en cuestión con un hematoma enorme en la pierna, ¡vaya una manera de despertarse de la siesta!
ResponderBorrarVieras tú la complicación de encontrar una foto de un tamaño decente para ilustrar este posteo... De todas maneras me pregunto si algo así no habrá pasado antes. Después de todo, si pasó alguna vez en una cultura sin mucha civilización ni escritura, que no podía dejar testimonio escrito... Bueh, quién sabe.
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