En la actualidad estamos tan acostumbrados a la idea de un buzo u hombre rana desenvolviéndose con casi entera libertad debajo del agua, que cuesta pensar en dicha tecnología como algo que alguna vez no estuvo allí. Y sin embargo, la posibilidad técnica de moverse con libertad bajo el agua es enormemente reciente, data tan solo de la Segunda Guerra Mundial.
La historia del submarinismo es vieja como la civilización. Se dice que en el asedio de Tiro por parte de Alejandro Magno (332 a.C.), éste debió recurrir a campanas de buceo para destruir las defensas enemigas (Tiro era una isla). Sin embargo, una campana de buceo no da libertad de ningún tipo, como no sea la de subir y bajar. Se dice también que se usaban pellejos inflados como primitivos tanques de buceo, aunque sin un éxito mayor, podemos suponer. Ya en el siglo XVIII existían cosas que podríamos llamar genéricamente "trajes de buceo", pero éstos en realidad eran armazones rígidas que permitían muy poco movimiento, ya que el agua tendía a infiltrarse por las junturas. En 1837, Augustus Siebe creó el primer traje cerrado, pero no fue hasta finales del XIX que la industria pudo comprimir aire dentro de tanques, requisito elemental para tanques de buceo que pudieran durar algo más que unos pocos minutos bajo el agua.
En los albores de la Segunda Guerra Mundial, el desarrollo del buceo estaba a punto de dar un salto gigante, con la aparición de los primeros trajes SCUBA, sigla inglesa que significa "Self-Contained Underwater Breathing Apparatus" ("Aparato Autocontenido de Respiración Submarina"), que permitieron liberarse para siempre del suministro de oxígeno desde la superficie. Ya en 1937, un sujeto llamado Georges Commeinhes intentó la empresa con éxito. Incluso la ofreció a la Armada de Francia, pero ésta perdió pronto interés, porque estalló la Segunda Guerra Mundial, el suelo patrio se convirtió en alfombra roja para los Panzerdivisionen alemanes, y los militares franceses tuvieron asuntos más importantes que resolver, como por ejemplo cómo echar a los indeseables de la Madre Patria. Finalmente, el modelo de Commeinhes quedó desplazado cuando en 1944, su creador se transformó en una de las tantas bajas militares francesas durante la liberación de Estrasburgo.
El camino quedó entonces abierto para Emile Gagnan y Jacques Cousteau, quienes en 1943 desarrollaron su propio SCUBA. Fabricaron tres modelos, y uno de ellos fue accidentalmente destruido por la propia artillería francesa, en una maniobra de "fuego amistoso". Aún así, Cousteau se las arregló para salir adelante, y en 1946, una vez terminada la guerra, comenzó la venta comercial del modelo.
El resto de la carrera de Jacques Cousteau no merece ser reseñada, por ser de conocimiento público. Sólo digamos que se hizo famoso como documentalista en la televisión... y posteriormente, como objeto de sátira en la peli "La vida acuática con Steve Zissou", de Wes Anderson...
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