Es indudable que los mitos griegos han mostrado una enorme capacidad de supervivencia, y a lo largo de 3000 años han pasado por poemas, cuadros, novelas, obras teatrales y adaptaciones para el cine. Mucho de su fuerza radica en, por qué no decirlo, la truculencia de sus historias. La de Dánae es un estupendo ejemplo de ello.
Refiere la leyenda que un antiguo oráculo profetizó al rey Acrisio que si su hija Dánae llegaba a tener a su vez un hijo, éste hijo le daría muerte. Asustado, Acrisio encerró a Dánae en una torre, para que nadie pudiera acceder carnalmente a ella. Pero la belleza de Dánae atrajo al dios Zeus, quien se convirtió en una lluvia de oro y se infiltró en la habitación de Dánae, fecundándola. Acrisio decidió entonces abandonar a su hija y a su nieto a su suerte, para que murieran, pero los dioses intervinieron para hacerlos sobrevivir. El hijo en cuestión fue Perseo, quien con el tiempo, después de múltiples aventuras, mató accidentalmente a su abuelo Acrisio, durante unos juegos.
A lo largo de los siglos, la historia de Dánae ha sido enormemente popular debido a las segundas lecturas que posee. La más inocente de ellas la interpreta como que algún príncipe pagó a precio de oro un soborno para acceder a Dánae. Otra versión más mórbida, remarcan como la doncella virginal es seducida (¿corrompida?) por el oro. Y aún hay una tercera versión, más mórbida si cabe, derivada de cierta práctica sexual llamada también "lluvia de oro"... si no saben lo que es, investiguen por su cuenta.
Debido a los aspectos morbosos de la historia de Dánae, numerosos pintores y grabadores han retratado el momento en que ésta es alcanzada por la lluvia de oro; además, el motivo mitológico proporciona pretexto para insinuar un acto sexual sin caer en lo pornográfico, sin mostrar un coito o contacto sexual "real", y de esta manera esquivar a la censura de épocas más religiosas. Y para los cinéfilos, digamos que el mito de Perseo fue recreado en el cine, en la película "Furia de titanes", con un jovencícismo Harry Hamlin en 1981; por desgracia, la película parte con el castigo de Dánae y Perseo, y por ende, principia después de la escena de la lluvia de oro. Y es que aunque han pasado siglos, la escena sigue teniendo todo su morbo original, y quizás la escena era demasiado fuerte para la censura de la época...
Refiere la leyenda que un antiguo oráculo profetizó al rey Acrisio que si su hija Dánae llegaba a tener a su vez un hijo, éste hijo le daría muerte. Asustado, Acrisio encerró a Dánae en una torre, para que nadie pudiera acceder carnalmente a ella. Pero la belleza de Dánae atrajo al dios Zeus, quien se convirtió en una lluvia de oro y se infiltró en la habitación de Dánae, fecundándola. Acrisio decidió entonces abandonar a su hija y a su nieto a su suerte, para que murieran, pero los dioses intervinieron para hacerlos sobrevivir. El hijo en cuestión fue Perseo, quien con el tiempo, después de múltiples aventuras, mató accidentalmente a su abuelo Acrisio, durante unos juegos.
A lo largo de los siglos, la historia de Dánae ha sido enormemente popular debido a las segundas lecturas que posee. La más inocente de ellas la interpreta como que algún príncipe pagó a precio de oro un soborno para acceder a Dánae. Otra versión más mórbida, remarcan como la doncella virginal es seducida (¿corrompida?) por el oro. Y aún hay una tercera versión, más mórbida si cabe, derivada de cierta práctica sexual llamada también "lluvia de oro"... si no saben lo que es, investiguen por su cuenta.
Debido a los aspectos morbosos de la historia de Dánae, numerosos pintores y grabadores han retratado el momento en que ésta es alcanzada por la lluvia de oro; además, el motivo mitológico proporciona pretexto para insinuar un acto sexual sin caer en lo pornográfico, sin mostrar un coito o contacto sexual "real", y de esta manera esquivar a la censura de épocas más religiosas. Y para los cinéfilos, digamos que el mito de Perseo fue recreado en el cine, en la película "Furia de titanes", con un jovencícismo Harry Hamlin en 1981; por desgracia, la película parte con el castigo de Dánae y Perseo, y por ende, principia después de la escena de la lluvia de oro. Y es que aunque han pasado siglos, la escena sigue teniendo todo su morbo original, y quizás la escena era demasiado fuerte para la censura de la época...
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