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jueves, 9 de febrero de 2006

El Rey Sol.

Luis XIV de Francia (reinó entre 1643 y 1715, aunque sólo desde 1661 tuvo poder efectivo) obtuvo su sobrenombre después de haber interpretado al Sol, cuando tenía quince años, en un ballet. Los aduladores y lamebotas de la corte no perdieron tiempo en confirmar que el Rey era un verdadero Sol que brillaba en todo su esplendor, quedando desde entonces el sobrenombre de Rey Sol.

Parece que tal cosa complació notablemente a Luis XIV, quien de verdad se sentía como un Sol alrededor del cual todo debía girar. Preparó una rigurosa etiqueta cronometrada casi al minuto, para todos los actos de la corte. Y su política exterior agresiva e imperialista, que le ganó cerca de medio siglo de guerras a Europa, también estaba guiada por el hecho de que Francia debía regir a todo el continente. Al parecer, el Rey Sol se sentía sinceramente sorprendido de que Europa rechazara con tanto entusiasmo la perspectiva de verse gobernados por alguien tan, ejem, solar, como Luis XIV.

El Rey Sol se identificó fuertemente, como no podía ser de otra manera, con Apolo, el dios del Sol de los antiguos griegos. Quizás no se acordó de otro insigne gobernante antiguo, que también se identificaba con Apolo, y cuyo reinado fue una serie de excentricidades que terminaron en una amarga muerte: Nerón...

Por cierto, la foto de la imagen es un cuadro del pintor Le Brun, llamado lamebotísticamente "Apoteosis de Luis XIV". Para que vean que el Rey Sol se tenía cariño a sí mismo.

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